El gran desafío que me asumí desde el comienzo fue la búsqueda de mejoras sustanciales de los espacios en relación a la naturaleza del lugar habitado.
El surf me da la experiencia de poder descubrir nuevos horizontes y la opción de romper fronteras para llegar a más.
Ser surfista es un estilo de vida, no solo en las olas, sino también en la plenitud de la Arquitectura.
El ritual de ir a surfear comienza con la idea de ir hasta el mar, al igual que tengo un ritual para hacer arquitectura, donde todo comienza con una idea, una hoja en blanco y el sueño de un propietario.
Disfrutar es todo: Caminar por horas al rayo del sol, esquivar maleza en la selva, correr del sol en el desierto o caminar unos pocos pasos hasta la orilla, soy capaz de dejarlo todo para conocer ese lugar que me voy a encontrar a la vuelta de la esquina para correr una ola más.
Siempre pienso en los cazadores de tornados, me siento un poco cazador de olas.
Miro desde semanas antes las tormentas y mareas, para saber donde va a estar el pronóstico ideal. A medida que se aproxima la fecha y la condición se pone interesante, empiezan los llamados a los amigos del mar para armar el grupo y salir en busca de la ola.
Una vez que tengo protector solar, mi traje y la tabla lista para surfear, sentir el agua en los pies me conecta con todo eso que está por suceder.
Nahuel Jara
Arquitecto Surfer
Arquitecto Surfer